Según la literatura y empresas especializadas como Forbes Marshall, en general, una caldera debe garantizar el suministro continuo de vapor saturado, tener una eficiencia mayor al 82% en operación normal, operar de manera eficiente en forma automática y estar correctamente dimensionada.
Según Energy Saver Trust, es probable que las calderas de más de 10 años tengan menos del 70 % de eficiencia. Esto significa que una caldera ineficiente desperdiciará más combustible y requerirá más combustible para lograr la misma cantidad de agua caliente que los modelos modernos y eficientes.
El servicio de detección y seguimiento consiste en la instalación de sensores no invasivos conectados a la salida de la caldera y hornos para medir la cantidad de vapor, la cantidad de combustible utilizado, la temperatura y la presión. Con base en estos parámetros, la eficiencia se calcula en tiempo real. Estos sensores envían la información utilizando puertas de enlace y protocolos como LoRaWan para enviar la información a los servidores donde se analiza y muestra la información. Además, los datos se transmiten mediante encriptación de extremo a extremo.